Quantcast
Channel: quitandose el traje » lajodieron
Viewing all articles
Browse latest Browse all 4

Rescatando a los lobos de mar

$
0
0

Tengo más faena ahora que cuando opositaba. Sólo con quedar a tomar café con la mitad de los amigos que he dejado abandonados este tiempo me va a hasta finales de agosto. A parte de eso hay cosas que hay que arreglar de forma más o menos urgente.

Uno de esos temas pendientes desde hace no-se-cuantos-meses es poner a flote al Mono Loco, que está en dique seco desde que un marinero cabreado le dio un golpe porque puse una reclamación sobre cómo me habían tratado en Puerto Siles misteriosamente le apareció un agujero en el casco. El sábado por la tarde pasé por el puerto con la driza nueva que había comprado por ver si podíamos sustituirla y ponerle el mástil, que es casi lo último que queda por hacer. Al final no pudimos cambiar la driza, así que nos dedicamos a tomar unas cervezas en el barecito del muelle (AVISO AL NAVEGANTE: hacer dos rallas en una hoja para medir el grosor de un cabo no funciona, es difícil acertar luego con la medida correcta).

La cuestión es que estábamos en el bar cervecita para arriba, cervecita para abajo, cuando llamaron al móvil de mi socio marinero. Eran de Salvamento Marítimo: un barco se había quedado sin motor y preguntaban que si podíamos salir a por ellos, ya que los teníamos bastante cerca. Dicho y hecho: nos bebimos de un trago lo que quedaba de las cervezas y salimos al rescate con el barco de la escuela.

Justo en la bocana del puerto vimos a los candidatos a náufragos: un padre con cara de asustado, dos críos a bordo y el motor abierto. Le lanzamos un cabo que pasó alrededor del candelero antes de atarlo a la cornamusa de proa. Esto viene a decir más o menos que ató la cuerda a una barandilla que hay delante del barco en vez de sujetarla en el enganche que sirve para remolcar. Las barandillas son para hacer bonito y para no caerse así que, si hubiésemos empezado a tirar,  la barandilla hubiese salido disparada y hubiesen empezado a tener pinta de náufragos de verdad. Menos mal que le avisamos: el padre en apuros procedió a desliar la cuerda de la barandilla y atarla donde tocaba, eso sí, con un nudo que daba pena verlo.

En cinco minutos lo habíamos dejado en su amarre y, en otros cinco, estábamos otra vez sentados en el bar del muelle celebrándolo con unas cañas. En esto, vuelven a llamar a mi socio: “si, si… si.. ¿que a quienes hemos cogido? pues a los primeros que hemos visto… ¿cómo que no eran esos?”. Pues no, no eran esos: los que habían llamado a salvamento marítimo, al parecer, eran otros que estaban un poco más lejos. Volvimos a apurar las cervezas, a salir al mar, y a buscar el barco a la deriva (esperábamos esta vez dar con el bueno). El mar estaba  picado (marejada), pero pudimos deleitarnos con una puesta de sol preciosa y con una luna menguante que daba gusto verla.

Al cabo de unos minutos estábamos todos oteando el horizonte en busca de los futuros náufragos que habían dado una posición muy precisa: “en la playa, enfrente de un edificio azul”. Al rato vi un pequeño barco cerca de la costa (no había ningún edificio azul en los alrededores) y avisé al resto de la tripulación. “No, esos no pueden ser” -me dijeron-”Están demasiado cerca de la arena y debe ser un velero porque hay gente en la playa doblando una vela”. Unos minutos más de observación y descubrimos: 1-que sí, que eran ellos y que estaban muy cerca de la playa y 2-que lo que estaban manejando en la arena no era una vela, sino que estaban haciendo señales con una toalla blanca en plan “perdidos en la isla de los famosos”. En el mar hay una forma de avisar cuando tienes problemas: te quedas de pie, quieto, y subes despacio los dos brazos hasta juntarlos por encima de la cabeza, y que sirve para poder distinguir un saludo a un colega de la gente que necesita ayuda. Obviamente, no lo sabían. Y menos mal que no tenían leña a mano porque si no hubiesen empezado a hacer señales de humo o qué se yo.  Eso sí, en un terraplen de la playa habían aparcados unos cuantos coches y bastante público que no paraba de hacer fotos a la maniobra de rescate.

Nosotros intentamos llegar a socorrer al barco, pero no pudimos acercarnos demasiado porque estaban casi en la playa: cuando el náufrago jefe (que a partir de ahora llamaremos Mascachapas-1) se acercó a nosotros, vino andando con el agua por la cintura. Nosotros no estábamos nada cómodos a esa distancia de la playa, con las olas rompiéndonos encima y sin calado. Atamos todos los cabos que pudimos y se los lanzamos con un flotador al extremo para que lo llevase a su barco y lo atase. Al principio Mascachapas-1 debió pensar que ibamos a hacer surf acuático o qué se yo, porque se quedó amarrado al flotador haciendo el faba en vez de nadar hacia su barco. Toda la tripulacion le hacíamos señas, cada vez más inignados, pero al final “lo pilló” y empezó a nadar. Nosotros pusimos toda nuestra atención en no comernos las olas, no embarrancar, e intentar facilitar la maniobra que las olas y la corriente le estaban poniendo difícil.

Al cabo de cinco o diez minutos estaba tan sólo a un par de metros de su barco. En cubierta, supervisando toda la maniobra, estaba su amigo Mascachapas-2. Al verlo tan cerca tuvo la genial idea de lanzarse a ayudarle con un elegante salto. Eso si: no se le ocurrió que si hubiese atado al barco una cuerda y se hubiese tirado con ella al agua, sólo tendrían que haberla atado al flotador, subirse al barco y estirar.

Mascachapas-1 y 2 estuvieron tirando del flotador otros cinco minutos, hasta que vimos que llegaban al barco y no sabían subirse. Nosotros lo estábamos pasando mal, jugándonos el tipo, y decidimos abortar la operación: nos alejamos de la costa y a otra cosa, mariposa; si no se puede no se puede. En ese momento no lo pensamos, pero, de haber conseguido Mascachapas-1 y 2 atar la cuerda al barco, ¿qué hubiese pasado con Pilingui-1 y Pilingui-2, que todavía estaban en la playa? Supongo que las hubiésemos dejado allí, porque estaba la cosa como para tonterías.

En fin: al rato estabamos en el puerto con otra cervecita, felices de nuestro rescate y medio, y preocupados porque la gente sale al mar con demasiada alegría y muy poca idea.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 4

Trending Articles